Y para hoy un microrrelato sobre el amor y las segundas oportunidades.
Había otro sombrero idéntico al mío en el perchero de la
peluquería. Lo cogí por equivocación y salí a la calle.
Mis pasos se encaminaron hacia una dirección desconocida y toqué
el timbre de una casa que no era la mía. Abrió una mujer de aspecto agradable
que no pareció sorprendida al verme.
Adelante –me dijo. Le estaba esperando para cenar. Extendió
la mano para colgar mi sombrero en el perchero. Me senté y empecé a tomar la
sopa de ajo ¿Cómo pudo saber que era mi favorita?
Al llegar al postre, pregunté: ¿Nos conocemos de algo?
–No lo creo pero lleva un sombrero idéntico al de mi
difunto marido. Antes de morir me dijo que no me dejaría sola y que enviaría a
alguien. Esa persona llevaría su mismo sombrero. Él decía que sería cosa del
destino.
La verdad es que desde entonces somos muy felices juntos.
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